lunes, 14 de noviembre de 2011

STONEHENGE, UNA MÁQUINA ASTRONÓMICA SOLAR

En el paraje de Stonehenge, al suroeste de Inglaterra, entre 2400 y 1700 a.C. se edificaron unos crómlechs con unas piedras colosales, erigidas en círculos, que sostenían unos pesados dinteles. El conjunto, orientado al este en el solsticio de verano y situado en el extremo de una avenida rectilínea de 550 m de largo, era un “observatorio” destinado al examen del cielo. Limitado por un foso de 125 m. de diámetro rodeado por un talud, el santuario de Stonehenge tiene tres sistemas concéntricos de bloques, cuyos pórticos jalonan el espacio que se halla alrededor del monumento.
El círculo más grande, de 32 m. de diámetro, tenía en su origen unos treinta monolitos verticales, unidos entre ellos por unos pesados dinteles. Un segundo círculo, llamado de las “piedras azules”, se hallaba en el interior del primero, mientras que cinco enormes “trilitos” dibujaban una “U” central, que daba a la avenida por el noreste. Se sabe que estas piedras fueron traídas desde grandes distancias -29 km. en el caso de los bloques de gres de 26 t y 217 km., una parte de los cuales se hicieron por mar, en el de las “piedras azules”-, lo que implica una sólida organización social y los conocimientos tecnológicos necesarios para ello.
Esta creación monumental marcó la irrupción de la geometría circular en la arquitectura de la edad del bronce. Stonehenge, una “máquina astronómica solar”, servía para establecer el calendario, las fechas de las fiestas y los rituales de la religión propia de la “civilización megalítica”. Ésta se extendió del Próximo Oriente al Mediterráneo, y de España al norte de Europa. Prácticamente contemporáneo de las pirámides de Egipto, Stonehenge -el más completo de estos monumentos- está hecho a imagen del movimiento de los astros.

Fuente: "Monumentos de la Antigüedad" Ed. Lunwerg Ediciones